Redes sociales (1)

Desarrollo Urbano: oportunidad para igualdad y equidad de género

Por Raquel Berrocal Sibaja

Tomando en cuenta que las ciudades y las áreas urbanas, son primordiales en el desarrollo social y económico, representando más del 60% del producto interno bruto (PIB) mundial y considerando que el 56% de la población mundial vive en ciudades, es necesario que, de la mano con ese desarrollo, respondan a las necesidades de sus habitantes, incluyendo el desarrollo urbano participativo, y asumiendo también la diversidad de las personas. 

Ahora bien, es necesario abordar las múltiples las desigualdades que sufren las mujeres en las ciudades, garantizando la equidad e igualdad de género dentro del desarrollo urbano. 

Como un factor a considerar, encontramos la gran ausencia de mujeres que trabajan como urbanistas, arquitectas o ingenieras y que ha generado el desarrollo de ciudades construidas por hombres y para hombres. Esto no solo afecta a las mujeres, sino también a los y las niñas, a las personas con discapacidades y a la persona adulta mayor, entre otras. La participación de mujeres y niñas en los debates y decisiones relacionados con el diseño de espacios públicos en sus ciudades es esencial para crear espacios seguros e inclusivos.

Del mismo modo, en ausencia de una planificación urbana que contemple la problemática de género, las mujeres han visto restringido su acceso a la tierra, y, por tanto, a viviendas asequibles por limitaciones legales o prácticas discriminatorias. 

También, debemos mencionar, la problemática de los servicios de transporte público en las ciudades, lugar donde las mujeres se sienten inseguras y discriminadas. El mismo dilema presentan los espacios públicos, sin embargo, mejorando la movilidad y la seguridad de las y los peatones, tales como la pavimentación ampliada y/o la iluminación adecuada, facilita la movilidad de las mujeres, quienes suelen hacer más desplazamientos a pie que los hombres, así como también de las personas con movilidad reducida y de los adultos mayores.

La desigualdad de género limita la participación de las mujeres en la economía y en los beneficios de las interacciones urbanas. La dimensión económica del empoderamiento femenino, nos guía al acceso de recursos económicos, oportunidades y a la posibilidad de que las mujeres alcancen su máximo potencial en el mercado laboral decente, y como emprendedoras.

Otro tema, son las desigualdades persistentes en el acceso a la gobernanza urbana: propiamente en los gobiernos locales, sólo un 44% de los países con órganos deliberantes locales electos aplican cuotas legisladas de género para corregir los históricos desequilibrios de género en los municipios y acelerar la representación política de las mujeres, esto según el Documento de Trabajo de la Representación de Mujeres en Gobiernos Locales: Un Análisis Global del 2021, por ONU Mujeres.

En cuanto a esta participación política, existe una amplia gama de barreras y vulnerabilidades específicas que las mujeres deben enfrentar relacionadas con la discriminación por género, el cual resulta en una participación comunitaria y pública desigual y en un limitado acceso a la información, por mencionar algunos.

Después de analizar este panorama, las ciudades, a pesar de contribuir al desarrollo económico y social, tienen altos niveles de desigualdad en términos de acceso a servicios y oportunidades. No obstante, con una planificación urbana con enfoque de género, no sólo se beneficia a las mujeres, sino que también ayuda a optimizar las condiciones de vida de personas pertenecientes a los distintos grupos sociales que conviven en las ciudades. 

Fuentes consultadas: Nora Libertun, UN Women, BID

 

 

Raquel Berrocal Sibaja: Internacionalista y Ecofeminista. Consultora en temas ambientales y de género. Costa Rica.

“Libremente revolucionaria, revolucionariamente libre”