Haiti, un País en estado de letargo que aún espera a sus verdaderos hijos e hijas.

Los años pasan en Haití siempre hay una nueva revolución, nuevos revolucionarios, nuevos verdugos y nuevas víctimas pero la situación del país sigue siendo la misma.  Una madre que llora porque su hijo cayó bajo la bala de un asesino, un padre que tiene que hacer las maletas para emigrar en búsqueda de una nueva vida para el resto de la familia, un niño que tendrá que vivir sin su padre y su madre. Los jóvenes que debieron ser el futuro de su país obligan por cualquier medio a abandonar su tierra natal sin siquiera saber cuándo podrían regresar.

La actual crisis en Haití fue provocada por una serie de factores, que comenzaron mucho antes de la polémica elección del expresidente Jovenel Moïse en 2016. Pero la situación iba a empeorar mucho más con este último en el poder, para algunos su gobierno se vio empañado por acusaciones de corrupción, abusos de los derechos humanos y mala gestión económica, que alimentaron el descontento popular. Y para otros el Expresidente Jovenel tenía una buena visión para el futuro del país y  esta visión considera como  el futuro de varias generaciones que han sido asesinadas el día 7 de julio 2021.

La burguesía, la élite intelectual y la élite política tienen debilidades en su capacidad de crear una sociedad más justa para todos los haitianos. A pesar de su influencia, poder económico y político, no han logrado brindar oportunidades y servicios básicos a la población, como el acceso a la educación, el empleo y una atención médica de calidad. Además, se han visto envueltos en escándalos de corrupción que han socavado la confianza pública en ellos.

Sin embargo, su incapacidad para resolver los problemas en Haití sólo puede ser parcialmente culpada. En realidad, los actores internacionales también tienen alguna responsabilidad por la situación actual del país. Las intervenciones extranjeras a menudo han sido inconsistentes y, a menudo, han priorizado los intereses de los países donantes sobre los de la población haitiana. Además, las sanciones económicas y políticas han tenido consecuencias desastrosas para la población haitiana, que ha sufrido escasez de alimentos y colapso económico.

Diálogo tras diálogo sin una conciencia colectiva, un sentido de pertenencia y una visión más allá de ellos como seres transitorios, Haití seguirá marcando los pasos sin ningún avance. Es inconcebible y hasta intolerable ver a líderes políticos que participan en el despilfarro de los recursos de una nación, que hoy se hacen pasar por víctimas y disfrutan sin preocupación de los bienes robados. Si quieren un país y si la descendencia les interesa, se deben dar ejemplos en beneficio de las generaciones futuras.

 

Por lo tanto, para que se resuelvan los problemas en Haití, es necesario que todos los actores, tanto nacionales como internacionales, demuestran buena voluntad y deseo de cooperar. Es importante que los líderes haitianos, las élites económicas y los actores internacionales reconozcan que las soluciones deben centrarse en las necesidades prolongadas de la población haitiana y no en los intereses políticos y económicos de un pequeño grupo. También es necesario que se produzca un despertar general, para que todos los actores haitianos entiendan que Haití no puede seguir así. Todos los actores deben reconocer la necesidad de poner fin a la corrupción, promover la transparencia y la rendición de cuentas, y crear oportunidades para todos los haitianos. Si esto no sucede, los problemas seguirán persistiendo y el país no podrá avanzar hacia un futuro más próspero y más justo para todos sus ciudadanos.

 

 

 

Kesner Jean Mary (haitiano, viviendo en Haïti, Argentina y Estados Unidos)

Politologo, 

Experto en Migracion y Administracion Publica.

Autor del libro : Migración Haitiana en Rosario: Expectativa vs Realidad 

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