“Hemos decidido entregar a los implicados y responsables directos de los hechos, que en todo momento actuaron por voluntad propia”, dice el texto.
CIUDAD DE MÉXICO – Cinco hombres, tumbados boca abajo y con las manos atadas, fueron encontrados el jueves por las autoridades mexicanas junto con una carta supuestamente escrita por un poderoso cártel criminal, en la que se los culpaba de un reciente ataque contra cuatro estadounidenses, según dos personas familiarizadas con la investigación.
La nota pedía disculpas por el asalto, en el que murieron dos estadounidenses y un mexicano, y afirmaba que el cártel estaba ofreciendo a los hombres que lo habían llevado a cabo, según las fotos revisadas por The New York Times.
A las personas que describieron el hallazgo se les concedió el anonimato porque no estaban autorizadas a hablar públicamente.
“Hemos decidido entregar a los implicados y responsables directos de los hechos, que en todo momento actuaron por voluntad propia”, decía la carta.
Los cinco hombres fueron encontrados, vivos, junto con la nota, en Matamoros, México, la ciudad fronteriza del Río Grande donde fueron atacados los estadounidenses.
No estaba claro si el mensaje era exacto o había sido escrito por el cártel.
Las autoridades mexicanas interrogarán a los cinco hombres para determinar si realmente participaron en el secuestro y los asesinatos.
En México han aparecido a menudo mensajes cerca de cadáveres abandonados en lugares públicos en los que los cárteles asumen la responsabilidad de los crímenes y lanzan advertencias a sus rivales, a las fuerzas de seguridad o al público en general.
Pero las notas no siempre son de fiar.
A veces, un grupo criminal intenta culpar de la terrible violencia a sus rivales, y otras veces los mensajes presentan a víctimas inocentes como miembros de un cártel, señalan los expertos en seguridad.
“No cabe duda de que existen dudas sobre la veracidad de estos mensajes”, afirma Cecilia Farfán Méndez, investigadora sobre seguridad en México de la Universidad de California en San Diego.
Pero si es real, sería un giro notable en un crimen que se ha convertido en un importante episodio internacional, provocando llamamientos de legisladores republicanos para permitir a Estados Unidos el uso de la fuerza militar para combatir a los cárteles mexicanos.
Los cuatro estadounidenses, Latavia Washington McGee, de 33 años; Shaeed Woodard, de 33; Zindell Brown, de 28; y Eric James Williams, de 38, fueron secuestrados el pasado viernes después de que unos hombres armados dispararan contra su coche en un cruce de Matamoros, en el estado de Tamaulipas.
Habían ido a México para acompañar a McGee, que ese día tenía programada una operación de cirugía estética, según informaron sus familiares.
El martes, cuatro días después del ataque, las autoridades mexicanas encontraron a los estadounidenses.
McGee y Williams estaban vivos y fueron devueltos a Estados Unidos ese mismo día.
Woodard y Brown estaban muertos; sus cuerpos fueron devueltos a las autoridades estadounidenses el jueves, dijo el fiscal del estado de Tamaulipas, Irving Barrios, en Twitter.
Los grupos delictivos de México no suelen atacar a estadounidenses, ya que consideran que se trata de una acción muy arriesgada debido a la enorme atención que suscita en los medios de comunicación y las fuerzas del orden.
Los investigadores han barajado varias explicaciones para el crimen, incluida la teoría de que pudo tratarse de un caso de confusión de identidad.
La carta encontrada el jueves afirma estar escrita por la facción Escorpiones del poderoso cártel del Golfo que controla Tamaulipas.
Atribuía el ataque a la “indisciplina” de personas que actuaron “en contra de las reglas” con las que el cártel del Golfo “siempre ha operado.”
“El Grupo Escorpión del Cártel del Golfo condena enérgicamente los hechos ocurridos el viernes 3 de marzo en los que desafortunadamente murió una inocente madre trabajadora y 4 ciudadanos estadounidenses fueron secuestrados, de los cuales 2 murieron”, decía la carta.
Los medios de comunicación locales han identificado a la mujer mexicana asesinada como Areli Pablo Servando, de 33 años, que trabajaba en un negocio que ofrece servicios de fotocopias.
La ciudad de Matamoros, situada al otro lado de la frontera con Brownsville (Texas), está asolada por la violencia de los cárteles.
Los lugareños se quejan de que a menudo se van a dormir con el sonido de los disparos resonando en el aire.
El cártel del Golfo ha logrado infiltrarse en casi todos los aspectos de la vida de la zona, incorporando a sus filas a jóvenes lugareños y convirtiéndose en un importante, aunque despiadado, empleador.